Luego de haber trabajado en nuestras sedes de Cartagena, Barranquilla y desde hace dos años en Medellín, donde se desempeña como profesional de Programación en el CDM, Abner González ha aprendido a adaptarse en cada uno de sus traslados y considera que el cambio es una oportunidad de crecimiento personal y espiritual.
Su recorrido de 18 años en Argos le ha permitido vivir grandes transformaciones que ha equilibrado con la búsqueda del bienestar de su núcleo familiar: su esposa e hijas; y su numerosa familia cartagenera a quienes visita cada año y en la tiene más de 20 sobrinos.
Admira profundamente a su padre, la persona de la que obtuvo grandes aprendizajes espirituales a lo largo de su vida. Cuando toca guitarra recuerda con alegría los salmos que le enseñaron de niño y ahora sueña con entregarle a sus hijas esos mismos valores y actitud frente a la vida que le inculcaron a él.
Sus compañeros también lo reconocen por su calidad humana, así lo asegura William Crespo quien expresa que Abner “es un compañero serio, responsable, comprometido con la compañía y buen amigo al que se le pueden pedir consejos”. Por su cuenta, Harold Hernández siente agradecimiento: “es alguien que nos brinda mucho apoyo, a mi me enseñó mucho de lo que sé hoy en día y me gustaría agradecerle por ayudarme en los inicios”.