“Las máquinas y los procesos son fáciles, el reto son las personas”. Estas son las palabras que más recuerdo de mi entrevista de trabajo en Martinsburg, tanto con el responsable de Mantenimiento como con el jefe de la planta, en la primavera de 2007. Esta afirmación ha resonado en mi cabeza desde entonces. No porque no me diera cuenta antes, sino porque nunca se había expresado en términos tan sencillos: nuestra industria gira en torno a las personas
Durante los más de 38 años que llevo trabajando, he tenido la oportunidad de laborar en 19 plantas, en 6 países diferentes y hay algo que he comprobado repetidamente: no importa lo sofisticada o automatizada que sea una planta de cemento, es el talento, la experiencia y el compromiso del personal lo que siempre ha marcado la diferencia entre el éxito y el fracaso.
No importa la cultura o la religión, no importa el género o el idioma que se hable, no importa el color de la piel o los países en los que vive la gente. Parece que funciona de la misma manera en todos los lugares a los que he ido. Siempre que haya un equipo de personas dispuesto a trabajar unido y orientado a lograr el mismo objetivo, el éxito estará garantizado.
La otra lección que he aprendido trabajando en el extranjero todos estos años es la increíble creatividad que surge de la mezcla de diferentes culturas. Las personas que proceden de diferentes lugares, orígenes y antecedentes no se atascan fácilmente en su propio camino porque tienen muchos caminos diferentes entre los que elegir. De hecho, aunque pueda parecer que la diversidad crea dificultades añadidas a la hora de llegar a un consenso sobre cualquier cuestión (barrera lingüística, prácticas del pasado, etc.), lo cierto es que siempre es una ventaja que parece conducir invariablemente a resultados más significativos.
La diversidad es uno de los muchos activos que ofrece nuestra compañía. Concretamente en Martinsburg, Argos fomenta este concepto con su equipo de dirección de planta, que incluye a mujeres y hombres de 10 nacionalidades diferentes (Sry Lanka, Filipinas, Francia, Egipto, Pakistán, Colombia, Venezuela, Etiopía, Reino Unido y EE.UU.)
Esto siempre me ha resultado fascinante. Estas mujeres y hombres proceden de lugares tan diferentes, pero trabajan con el mismo objetivo: sacar el máximo partido a la planta. Siempre me ha gustado presenciar estas conversaciones paralelas, principalmente en inglés, a veces en árabe o en español o incluso en francé). La mirada de orgullo y satisfacción en los rostros de los miembros del equipo cada vez que los retos se superan colectivamente no tiene precio durante estas discusiones. Esto me ha permitido darme cuenta de que el equipo de gestión de Martinsburg, desde el supervisor de primera línea hasta el gerente, es uno de los equipos con más talento con los que he tenido el privilegio de trabajar. Todo gracias a la diversidad que compartimos.
Por muy desafiante que haya sido el camino interactuar con un grupo tan ecléctico de personas con talento ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi carrera y definitivamente, ¡lo disfruto al máximo!