En las últimas décadas la tecnología de impresión 3D se ha aplicado con éxito en el diseño arquitectónico, manufactura industrial, ingeniería aeroespacial, biología, medicina y otras industrias, gracias a sus ventajas como bajo costo, eficiencia y alta calidad.

La impresión 3D ha atraído cada vez más atención para la industria de la construcción debido a sus ventajas de digitalización y automatización. La combinación de la impresión 3D y la tecnología del concreto ha propiciado la generación de nuevas ideas para el desarrollo y aplicación de los materiales. Comparada con los métodos de construcción tradicionales, la impresión 3D tiene mayor flexibilidad en el diseño y en la creación de formas y texturas.

El principio de funcionamiento del proceso de impresión se basa en hacer pasar la “tinta”, que puede ser mortero o concreto, por un dispositivo de extrusión automatizado y controlado por un robot, utilizando un software especializado, que deposita el material en una serie de capas sucesivas; con lo cual se le da forma al elemento diseñado.

La impresión 3D en concreto requiere el control preciso de las propiedades en estado fresco como fluidez, capacidad de ser extruido y resistencia a la segregación, durante el proceso de impresión. Una vez la capa se ha depositado, esta debe conservar su forma y ser capaz de soportar las cargas de las capas que se imprimen encima de ella, por lo cual, la mezcla necesita un adecuado desarrollo de resistencia a edades tempranas.

Con esta tecnología, hoy es posible fabricar desde mobiliario urbano e interior, hasta elementos estructurales y no estructurales para edificaciones e infraestructuras.