Los bonos de carbono nacen del Protocolo de Kioto, un acuerdo internacional que tiene el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan calentamiento global. A partir de aquí, empiezan a extenderse en muchos países alrededor del mundo.
En resumidas cuentas, son las unidades de reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de iniciativas de mitigación que se validan y verifican bajo estándares específicos o en el marco de programas de certificación. Cada bono de carbono representa una tonelada de CO2 que se elimine de la atmósfera.
🧐 ¡Empecemos entendiendo qué es el impuesto al carbón! Cada vez que consumimos un combustible fósil que emite CO2 u otro tipo de gas contaminante, como la gasolina, pagamos un impuesto asociado a esto.
Como ciudadanos ese impuesto podemos pagarlo con dinero, como cuando tanquemos nuestro auto 🚗; en ese momento estamos retribuyendo un porcentaje por las emisiones de ese combustible, que luego será invertido en proyectos liderados por el estado que tengan como objetivo aportar a la reducción del impacto de emisiones generadas y producir energías más limpias.
Por otro lado, las empresas privadas también están materializando iniciativas sostenibles para cumplir con ese propósito; las organizaciones que quieran acudir a este sistema postulan sus proyectos, que pasan por un proceso de validación nacional e internacional estricto. Si el ente regulador valida y verifica que con este la compañía está sumando a la reducción de las emisiones, se le entrega un certificado de bonos de carbono por cantidad de toneladas de CO2 disminuidas 👏🏽.
